Archive for the 'Alianza del Pastizal' Category

21
Oct
10

nuestro coa se muestra

 

CICLO DE ECOLOGÍA

Décimo Septimo Año Consecutivo y Continuado (1994-2010)

Declarado de Interés por la Cámara de Diputados de la
Provincia de Santa Fe.

Declarado de Interés Municipal por el Honorable Concejo Municipal de
Rosario Decreto Nº 18168/00.

Lunes 25/10 – 20.00 hs

«COAs en Acción»

Como «movilizadores locales» del «Festival Mundial de las Aves» este lunes 25/10 recibimos la visita del «Club de Observadores de Aves» (COA Federal Rosario). Estos COAs son una iniciativa de Aves Argentinas (Ex AOP). Son observadores de aves silvestres en libertad, organizados en un club para disfrutar y proteger a las aves silvestres. El «COA Federal Rosario» nos visita entonces para compartir sus experiencias de campo. Se expondrá material que habitualmente utilizan en sus salídas de campo e imágenes fotográficas y en DVD exclusivas.

Compaginación y Coordinación : Sergio Rinaldi (Periodista)

Invita: Taller de Comunicación Ambiental (Rosario)

Centro Cultural del Ingrato Nombre – San Martín y San Juan (Plaza Montenegro) – Rosario

Entrada Libre y Gratuita.

21
Sep
10

Espinal, humedal, paraíso cercano

   

Un recorrido rural por la zona centro-este de la provincia de Santa Fe, recorriendo un establecimiento donde se piensa que la naturaleza y la producción pueden convivir.

En la Provincia de Santa Fe no existe otro paisaje que no sea la llanura. Miles y miles de kilómetros cuadrados de extensión en las que no hallamos ningún tipo de serranías o montañas naturales. Y a pesar de esta uniformidad del territorio, la vastedad de horizontes largos y rectos presenta una diversidad de paisajes que rompe con la monotonía del llano.

El gran Paraná con sus paisajes de lagunas, riachos, bañados, e islas corre al este en lenta peregrinación hacia la pampa amarga del mar.

La región chaqueña que se adentra desde el norte en lengua de monte, bañando en madera a la cuña y de anegamientos a los bajos submeridionales, sin calmar su bravía inestabilidad, que no hace más que llamar a la fiera en el refugio del alteo, a morir de sed durante los meses de sequía.

Hacia el sur, a cientos de kilómetros de quebrachal, la pampa modificada que una vez fue sábana natural de pastizales, que hoy produce y produce, que se agota y se agota, y que sigue produciendo. Ya se han ido el cardenal y el lechuzón de campo, se han ido las mariposas y los sapos, pero la pampa viva sigue de surcos abiertos… tal vez llamando a la clemencia y el respiro… aun sin ser oída.

Y en el centro, parte de ese gran espinal que rodea la pampa húmeda, encontramos un paisaje de altos pastos amarillos donde la flora que aún ha sobrevivido representa espacios claves para la conservación de animales que ante el avance del desmonte y los monocultivos encuentran ambientes que llaman a gritos para ser salvados. En ellos, pechos colorados corean trinos que se confunden con cachilos y langostas; en ellos una extensión de aromos retorcidos y espinudos serán reductos seguros donde las aves hallarán un espacio a salvo para nidificar. El espinal santafesino guarda, a su vez, una colección de humedales donde claroscuros totorales serán morada de cigüeñas, chajáes y nutrias… todos en un perfecto equilibrio que no puede generar otro milagro que el de la vida y la descendencia. En este espinal del centro santafesino, algarrobos añosos que han se han erigido allí desde la época del mocoví, de ese tiempo pasado que se ha vuelto centurias a la era de los brotes, continúan a coro su canción de la tierra sin males y en sus ramas ásperas, ahí cuelgan y se sostienen sus epífitos: compañeros vegetales que comparten el atalaya que todo lo ve desde la pampa. El espinal santafesino también es pastizal, allí donde el ñandú en carrera desplaza tropas de legiones que huyen del hambre del puma… Y esto es parte de nuestra provincia de Santa Fe. El espinal es el barro salitroso donde el jume espera volver a ser ceniza en el arte de Viracocha. Es el juncal donde la gigantesca culebra ñacaniná se asola en los mediodías templados del invierno, donde el gallito de agua de pies gigantes camina entre repollitos y camalotes, donde el lobito de río dibuja caminos en la quieta superficie del agua y se mantiene como fiel representante mustélido ante la desaparición de su extinto compañero de gargantilla.

Y allí los hombres viviendo: colonizando, trabajando, modificando todo a cambio de la renta… sin saber… sin soñar… sin respirar ese espinal. Tumbando el algarrobo, ardiendo el pastizal, envenenando la tierra, erigiendo el idólatra monumento al dinero y la producción por sobre la vida y sustentabilidad… El espinal lentamente comienza a irse… Se va… Se vuelve raso, se vuelve monocultivado, se va…

Pero hay una luz para iniciar este cambio de conciencia.

Leve incandescencia aún, pero que busca ser haz de faro como ejemplo a seguir. Por suerte algunas personas alcanzaron a ver un horizonte diferente: tosco, espinudo, amarillo en la seca y colorido como arco iris en la primavera, lleno de vida, donde hay lugar para la naturaleza y también el hombre: el horizonte de la Vida Silvestre…

Hasta allí hemos ido, tan cerca de casa, tan diferente, tan bello y deslumbrante. Hasta el corazón del mismo espinal santafesino hemos llegado con nuestras ganas, búsquedas e inquietudes. A la tierra del puma y el ñandú, del aguará popé y el cardenal, del yarará y guasuncho. Tierra de negruchos y tuyangos, de algarrobo y cina cina, de pastizal y los bañados…

El COA aterriza en el espinal santafesino y aquí está su testimonio.

Un saludo inicial. Aquí estamos. Junto a Manuel y Gabriela, que apuestan a un trabajo conforme con la preservación de ambientes naturales. Parte del COA Federal Rosario visitando un establecimiento productivo en sur de Cayastá, sobre la Ruta 1 de Santa Fe.

Qué lindo sería poder ver a estos cartelitos desparramarse y multiplicarse a lo largo de nuestra tierra.

 

DJ Beti lista para enfrentar el espinal santafesino. Qué más puede necesitar. Su sofisticado llamador de aves es un arma infalible.

Raquel y su campera camuflada, para pasar desapercibida en las caminatas.

Adrián preparado para enfrentarse a Bussi y Biolcati, en caso de que se llegaran a la zona para romper la alianza del pastizal.

El primero de los tres ambientes que recorrimos fue el correspondiente a los albardones que están junto a las márgenes del río Quiloazas.

Martín pescador mediano y hembra: el semicollar verde es lo que nos marca su sexo.

Los inicios de la vida.

Un apostadero para cazadores que capturan vida en libertad, y así la preservan… sin jaulas ni armas.

Una misteriosa Águila Negra se hizo presente desde un distante árbol.

El lobito de río tampoco quiso estar ausente. Pudimos observarlo cuando nadaba en una calma laguna interna.

Una hembrita de varillero congo buscaba bichitos entre los camalotes que no se helaron.

Como cortinas del cielo, estas maravillosas enredaderas decoran el añoso albardón.

Timbó, laurel, curupí… lindos árboles nuestros y nativos.

Un macá grande rompió el espejo con un tajo perfecto.

Perenne entre los caducifolios… y la noche cayó sobre las islas y nosotros.

Un momento para la pausa y el diálogo.

Por la mañana conocimos la mentada Vuelta del Dorado y seguimos rumbo a nuestro segundo ambiente por recorrer: el algarrobal.

Ampliá esta imagen panorámica.

Un alto en el camino. Tal vez por causa del apuro de un automovilista, un zorro de monte acabó muerto en la ruta. ¿Por qué es necesario quitar los animales atropellados y dejarlos a un lado de la banquina?, porque los carroñeros vendrán a alimentarse de los restos de este animal, y es probable que comadrejas y caranchos sigan los trágicos pasos de este canino salvaje.

A los pocos momentos de entrar al espinal, un aguilucho colorado se elevó por el aire.

Perfecciones de la naturaleza.

Un caburé en su fase canela también salió a recibirnos. Claro que nuestras supersticiones fueron más fuertes que nuestra responsabilidad por la conservación y, cuando salimos a correrlo, el animal emprendió vuelo para nunca más reaparecer… sin dejarnos una mísera pluma

Corredores de las pampas en carrera.

El algarrobal santafesino. Últimos reductos de nuestra provincia donde podemos encontrar a estos longevos centenarios.

Claro que no a todo el mundo le importan estas florestas añosas.

Controlado el fuego, volvimos a maravillarnos con estos gigantes santafesinos. Aquí vemos a esta variedad de cactus epífitos conviviendo con el algarrobo.

Y la princesita del pastizal. Una señorita hermosa que implora respeto y precaución.

En este monte fueron muertos dos hombre blancos en manos de nativos mocovíes.

Huellas de las aves corredoras.

Oscar contemplando los rayadores.

Hay que verlos cazando.

Y la más grande de las culebras santafesinas: la ñacaniná. Observen a este hermoso animal asolándose al sol.

Otra de las increíbles criaturas de nuestra zona. El chotoy: otro de los animales que depende de los árboles para nidificar.

Animal de belleza incomparable.

 

Sobrepuesto: un ave migratoria que llega desde la patagonia para pasar el invierno en nuestra zona.

Un agrupo de más de veinte ñandúes en carrera, huyendo hacia el espinillar.

Una poco conocida y diminuta especie de bromelia que sobrevive en los algarrobos del espinal.

Aunque parezca raro, para algunos es mucho más satisfactorio ver estos matices en los grandes algarrobos que aún se mantienen en pie en nuestra provincia, que despedazados e inertes, configurando el marco de una ventana.

Entrar a lo denso de un espinal no es fácil. Enfrentar las espinas, el yuyerío, las telarañas que hacen picar la nariz, la posibilidad de encontrarnos con una «señorita» hacen pensarlo varias veces.

Pero vale la pena…

Ombú.

Algarrobo añoso.

Carpintero del cardón.

Nota: esta especie de carpintero melanerpe es cada vez más frecuente en las islas del Alto Delta (frente al Gran Rosario) por la modificación ambiental que están sufriendo la Provincia de Entre Ríos. Con el avance de la sojización este animal debe adaptarse de forma forzosa a los saucedales de la isla. Para seguir leyendo.

Cortarramas macho en un cina cina.

Filosofía de la naturaleza.

Mientras… nuestro amigo seguía ahí.

La hora más linda en los días soleados de invierno.

En los confines del algarrobal, suelos bajos definen lagunas donde las aves migratorias llegan desde lejos.

Observando chorlos desde la costa.

Chajáes gritando desde lejos.

Cáctus y helechos compartiendo un algarrobo.

Un celestino posó curioso cómo los humanos arrastraban cámaras y largavistas.

Jume, esa planta que resume los desiertos salinos, también en Santa Fe.

Emprendimos el regreso hacia el campamento. Dejamos atrás el algarrobal y…

…accedimos por caminos vecinales internos anegados.

Una complicación. El camino estaba anegado en varias partes y la noche nos alcanzó en medio de los humedales, a la espera de un vehículo de auxilio que nos sacara del apuro.

El momento fue gratificante para ver colores y siluetas.

Sorpresas en la noche. Toda casa de campo tiene su ranita buena onda en aguas del inodoro.

 

El tercer ambiente recorrido fueron los terrenos bajos e inundables. El camino demás de interesante, como se ve. Fue muy enriquecedor ver a una familia de caranchos separando una garza blanca de la bandada, y atacarla con sus garras en vuelos rasantes, hasta cansarla para luego devorarla.

En esta imagen se los ve molestos por nuestra presencia.

Muchas conductas animales son enfocadas como carniceras o crueles por los canales de televisión documentales, que buscan raiting por medio del exotismo o mascotismo de lo salvaje, pero estas relaciones entre predadores y presas forman parte del equilibrio natural de la vida.

Este sistema de humedales abarca unos 10 kilómetros de ancho entre los ríos Quiloazas y Saladillo.

Aquí, un chajá oculto en el pajonal.

Un juvenil de gallito de agua alimentándose sobre el barro.

 

Bandurrias, cuacos, chajáes y garzas pintando este paisaje santafesino.

Cigüeñas en sus nidos con sus pichones (negros).

Nido de chajá con huevos.

Apostadero detrás de las chilcas.

 

Ñacaniná tapada de tierra.

Comedero de un caracolero.

Churrinche.

Otra hermosa serpiente yarará.

Tres listas para huir volando.

Otra gigantesca ñacaniná.

Disimulada entre la vegetación lagunera.

Picnic coálido y otra vez de regreso al campamento.

En uno de los galpones, un habitante muy dormilón.

Y nos desepedimos de este establecimiento productivo visitando los corrales. ¿Qué es eso negro que está en el suelo?

¡¡Animales salvajes!! Aves.

 

En la Tierra hay lugar para todos. Para la naturaleza y para las personas. Pero la ambición y el afán de lucro lleva a pisotearla para sacarle más jugo.

Un cardenal en libertad… el eterno prisionero se hace presente entre los jilgueros y tordos.

Y una postal para el final. Confundidos con las orejas, nuestro monumento pampeano se llena de negruchos para la hora de la oración.

Producción y naturaleza… un sueño posible para preservar los pocos ambientes naturales que nos queda en la provincia:

-apenas el 15 por ciento del bosque nativo de santa fe aún permanece en pie.

-ya los manuales escolares reconocen al sur santafesino como el paisaje más modificado de todo el país.

-los humedales que son reservorios de agua dulce y biodiversidad tampoco han salido airosos en esta disputa.

«Durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y hoy es indispensable hacerle un lugar a la naturaleza en el mundo del hombre».

Santiago Kovadloff




Para Contactarte con nosotros…

coarosario@gmail.com
Coa Federal Rosario https://www.facebook.com/coafederal.rosario?ref=tn_tnmn

AOP Aves Argentinas

Aves Argentinas http://www.avesargentinas.org.ar/

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